Solo faltan un par de días para el comienzo del Mundial de Fútbol Brasil 2014. Ante estos eventos, es común que las familias decidan adquirir una nueva televisión para disfrutar de la mejor manera de este evento planetario. Aprende cómo elegirla sin dañar tu vista y hacer un correcto uso del televisor mediante algunos consejos de salud visual.
Contar con un televisor grande y con buena resolución es una alternativa ideal, ya que contamos con imágenes de gran tamaño y nítidas. No obstante, esta opción solamente es válida cuando la imagen que llega al dispositivo corresponde a la resolución máxima que posee.
Esto se debe a que, al no tener la mejor calidad de imagen, esta se verá con los pixeles de gran tamaño. No obstante, la distancia a tomar desde el televisor continúa siendo un factor relevante. Mientras más lejos nos ubiquemos de la pantalla, menor será esta cantidad de pixeles.
En cuanto a los detalles, para detectar algunos elementos pequeños de la pantalla se requiere un mayor esfuerzo de enfoque. Por ejemplo, para discernir cuerpos que a veces puedan surgir reducidos en la pantalla, como un jugador de fútbol. En este sentido, si el televisor está muy lejos o la pantalla es muy pequeña, costará el doble diferenciar estas siluetas.
La iluminación
En contextos naturales, las imágenes que llegan a los ojos se crean desde la luz indirecta. O sea, hay una fuente de luz- que generalmente es el sol- que ilumina a los objetos, siendo esta luz reflejada en los elementos la que finalmente llega a nuestros globos oculares. Lo común es que no miremos de forma directa a las fuentes de luz, ya que esta acción es incómoda y perjudicial para los ojos. Podemos comprobarlo al mirar un foco o bombilla. De la misma manera, un televisor es una fuente de luz directa, por lo que existen más probabilidades de que el ojo sufra fatiga.
Así, la zona de nuestro campo visual que ocupa la pantalla está potentemente iluminada, pero el resto se encuentra más oscuro. Por ende, la información visual no se procesa de forma correcta. Mientras más iluminado esté el televisor, más se cansará nuestra vista, porque el ojo no podrá adaptarse apropiadamente a la iluminación directa del artefacto.
Al bajar la intensidad del brillo de la pantalla no se solucionará el problema, ya que siempre existirá una disparidad con el resto del entorno. Asimismo, se perderá contraste, por lo que las imágenes se diferenciarán peor y generarán mayor fatiga visual. Una solución es incrementar la luz de la habitación a través de iluminación indirecta. Sin embargo, algunos televisores ya poseen esta clase de retroiluminación.