Algunas de las patologías de la visión aparecen de forma hereditaria por la predisposición genética de la persona. El daltonismo, el glaucoma y el nistagmo son algunas de ellas, por lo que es fundamental conocer de qué se tratan y sus tratamientos.

El daltonismo consiste en la imposibilidad de diferenciar determinados colores. Este tipo de afección hereditaria es más habitual en los hombres, afectando la capacidad de distinguir los colores rojo y verde.

El defecto generado por el daltonismo se deriva de una anomalía en las células de la retina, responsables de detectar la longitud de onda de algunas luces. Esta es una condición que permite vivir sin dificultad, pero puede acarrear inconvenientes para quienes trabajan con la percepción visual. Algunas personas que padecen daltonismo usan anteojos o lentes de contactos especiales que contribuyen a atenuar este problema.

Por su parte, el glaucoma también puede ser una enfermedad hereditaria. El glaucoma congénito surge cuando una variación genética produce que los conductos que llevan el líquido en los ojos se desarrollen de una forma anómala.

Los menores que nacen con esta enfermedad muestran manifestaciones en los primeros meses de vida. Algunos de estos síntomas son la sensibilidad a la luz, ojos saltones y vista borrosa, pudiendo aparecer en uno o ambos ojos. No obstante, existe una operación a través de la cual se pueden abrir los conductos con el objetivo de prevenir futuros problemas visuales. La intervención se lleva a cabo con el paciente bajo anestesia.

Por último, quienes sufren de nistagmo tienen la incapacidad de controlar el movimiento ocular. De esta manera, los ojos se deslizan rápidamente de un lado a otro. El nistagmo puede ser hereditario, afectando tanto la calidad de la vista del paciente como su estética.

Los problemas que produce en la apariencia del paciente puede causar problemas de autoestima y ansiedad social. Quienes sufren de nistagmo tienen la posibilidad de controlar el movimiento de los ojos girando la cabeza a una posición definida como “punto nulo”, donde el movimiento de los globos oculares queda bloqueado, estabilizándose la imagen.

Ante cualquier síntoma anormal, es de suma importancia acudir a la brevedad donde el oftalmólogo. El especialista determinará el problema y el tratamiento apropiado, según el caso.

 

Foto:xa0thedc.ca

 

 

 

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