Tres condiciones oftalmológicas amenazan nuestra visión en los días de invierno. Se trata de la conjuntivitis, queratitis y el ojo seco. Conoce de qué se trata cada una.
Los cambios climáticos del invierno contribuyen a las alteraciones oculares, generando un incorrecto funcionamiento de los ojos. Una de estas enfermedades es la conjuntivitis, que consiste en una infección de la membrana que tapiza el ojo y los párpados por el interior. Los síntomas son enrojecimiento, lagrimeo excesivo, secreciones y la sensación de un cuerpo extraño en el globo ocular. De no ser tratada, puede producir serios inconvenientes en la visión.
Como medida de prevención, es fundamental lavarse las manos constantemente y evitar frotarse los ojos.
Por otra parte, durante esta estación muchas personas disfrutan de los deportes de nieve. Sin embargo, podrían carecer de los instrumentos y la preparación, derivando en trastornos visuales. Así puede aparecer la queratitis o “ceguera de la nieve”, que causa pequeñas ulceraciones en la córnea debido a una gran exposición a los rayos ultravioletas. Esta enfermedad es bastante habitual en personas que esquían sin lentes protectores.
La última afección oftalmológica que prolifera en invierno es el ojo seco, que consiste en la baja calidad o carencia de lágrimas. Su desarrollo implica lagrimeo, sensación de un cuerpo extraño dentro del ojo, picazón, ardor, enrojecimiento y fotofobia.
Aunque se vincula con la vejez, a la administración de algunos fármacos, la menopausia y enfermedades como la artritis, la época invernal influye en el sentido que buscamos sitios calefaccionados para protegernos del frío, con lo que incrementamos la sequedad ambiental. Esto deriva en que los síntomas del ojo seco se agravan por la falta de humedad y lubricación.
Los negativos efectos de esta enfermedad se pueden revertir a través de lágrimas artificiales y la utilización de anteojos envolventes con filtro ultravioleta.
Consulta a tu oftalmólogo
Si experimentas alguno de los síntomas descritos, es de suma importancia que acudes a la brevedad a una consulta oftalmológica. El especialista será el encargado de determinar un tratamiento acorde a la enfermedad y su gravedad.