Al cerrar los ojos, escuchamos de peor forma. Asimismo, al conversar con alguien, el cerebro lee los labios del interlocutor inconscientemente. Así lo asegura una investigación publicada en la revista PLoS ONE.

Un ejemplo es que al estar en una habitación ruidosa, se escuchará entre un 10% y 60% mejor una conversación si se puede ver el rostro del interlocutor mientras se habla. El cerebro utiliza la información ocular del movimiento del rostro y los labios de las demás personas para poder interpretar lo que se escucha.

Wei Ji Ma, coautor del estudio, explica que todos sabemos leer los labios, aunque no estemos conscientes de este hecho. Este proceso es de suma importancia si la calidad del sonido es deficiente. Ma agrega que sus recientes experimentos han contribuido a comprender cómo el cerebro constituye los estímulos sonoros y visuales para llegar a un resultado en conjunto.

Asimismo, el científico sostiene que una conclusión llamativa de este mecanismo es que el cerebro sufre un conflicto al observar una película con doblaje, donde no hay una correspondencia entre las palabras que pronuncian los actores y lo que escuchamos. No obstante, este problema termina solucionándolo con éxito.

Ya habiendo conseguido los resultados, el equipo investigador creó un modelo sistemático capaz de predecir la capacidad individual de las personas para reunir la información visual y auditiva, sea cual sea el contexto.

Apoyo visual en caso de déficit auditivo

En los casos donde existe un gran déficit auditivo y se requiera un constante apoyo visual, los expertos entregan las siguientes recomendaciones:

  • Ubicarse de manera que se pueda ver claramente la cara de la otra persona.
  • Poner atención en los movimientos de la boca, la mandíbula y lengua del hablante. Al no entender lo que dice, pedirle que repita o que ocupe otras palabras para comunicarse.
  • Poner atención en las expresiones faciales.
  • Poner atención en los gestos del interlocutor.
  • Intentar descubrir el tema de conversación a la brevedad, ya que así es más simple entender las palabras al conocer el contexto en el que se insertan.
  • Al leer los labios, es común que los ojos se cansen con facilidad. Por ende, se debe dejar descansar los globos oculares por un momento cuando se sienta alguna molestia, para reanudar la conversación posteriormente.

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