Investigadores de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, realizaron un trasplante de ojos humanos en las colas de ranas, siendo el primer injerto fuera de la cabeza de un animal vertebrado. xa0

Después de extirpar de manera quirúrgica los ojos a los donantes, estos órganos fueron implantados en la parte posterior de 134 renacuajos ciegos, pertenecientes a la rana africana Xenopus Laevis. Se pensaba que era poco probable que pudieran reconocer estímulos, ya que los cerebros de los renacuajos reciben información visual a través del nervio óptico y no por la médula espinal.

Estos animales fueron separados en una mitad alumbrada con luz roja y la otra con luz azul, invirtiéndose en intervalos regulares. Si los renacuajos se acercaban a la luz roja, recibían un desagradable impulso eléctrico.

Con este procedimiento, se detectó que un 19% de los animales con injertos visuales exhibieron respuestas aprendidas de la luz, una conducta que fue exactamente igual a la de renacuajos con ojos naturales sin problemas. Es importante recordar que las ranas con injertos no poseían ojos.

Cuando los renacuajos crecieron y se transformaron en ranas, los ojos trasplantados se ubicaron en una de las dos extremidades inferiores y continuaron adaptadas al cuerpo del anfibio. Es decir, su desarrollo y adaptación fueron correctamente asemejados por el organismo. Utilizando imágenes de aumento, se descubrió que en el área aledaña de los ojos ectópicos del animal crecieron nervios.

En casi la totalidad de los trasplantes, los ojos injertados alcanzaron el mismo tamaño y forma en las colas.

Michael Levin, líder del estudio, afirma que nadie se hubiera imaginado que estos órganos humanos en la cola de un renacuajo tendrían la capacidad de ver, especialmente porque están conectados solamente con la médula espinal y no con el cerebro.

Avance para corregir trastornos visuales en humanos

Los expertos estiman que las conclusiones de esta investigación son el comienzo del camino para desarrollar tratamientos contra la ceguera y otras patologías sensoriales, sin la necesidad de requerir a las conexiones cerebrales que hacen posible el proceso de la visión.

El autor del análisis también enfatiza que el experimento puede ser un avance primordial para la medicina regenerativa.

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