Gracias al flash de una cámara digital, unos padres descubrieron que su hijo padecía de cáncer de ojo, más conocido como retinoblastoma. Las pupilas del pequeño aparecían siempre blancas en las fotos domésticas tomadas por su familia. Aquella observación a tiempo ha salvado la vida del niño, según informa el Elite Daily.
Los padres del niño comenzaron a preocuparse por este fenómeno, por ello iniciaron una investigación con un grupo de compañeros de la universidad de Baylor en Texas, y otros científicos de Boston y Nueva York cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Plos One.
Los autores de este artículo analizaron más de 7.000 fotos de nueve bebés con este problema y las compararon con imágenes de otros 19 menores sanos. Su conclusión fue que el denominado “ojo blanco” no siempre indica que se padezca este cáncer, aunque la leucocoria sí se presenta en sus primeras etapas.
El equipo de expertos en oftalmología comprobó que el tamaño de los tumores se puede prever en función de la concentración de color que se dé en cada ojo. Como señalan los responsables de este hallazgo, “la frecuencia de leucocoria puede correlacionarse con la gravedad clínica del retinoblastoma”.
El aporte de estos investigadores, basada en un método tan sencillo como barato, será muy útil en los países en vías de desarrollo, donde se produce la mayoría de muertes por este cáncer, que se manifiesta hasta que los niños cumplen cinco años. Con el tratamiento adecuado, la tasa de supervivencia está por encima del 95%; sin él, la proporción baja hasta la mitad.
Se xa0recomienda mucha prudencia si se observa que los ojos de un menor salen blancos en un retrato. Esta anomalía la puede haber ocasionado distintas patologías: cataratas, retinopatía del prematuro, una persistencia de vascularización fetal, un retinoblastoma y otras todavía menos comunes, como la enfermedad de Coats, según aclara la doctora Sonia Viver, especialista en vítreo-retina, también de la Clínica Barraquer. Pero también puede ser debida, sencillamente, a un reflejo por el flash de la cámara.
Gracias al trabajo de estos padres, se ha constatado que las cámaras amateurs y los teléfonos móviles son dispositivos válidos para detectar la leucocoria, un signo del cáncer más común en los ojos de los niños.