El humo del tabaco incide de forma totalmente negativa en los ojos. No solamente afecta en una cicatrización apropiada del epitelio corneal en la cirugía Lasik, sino que también puede crear inconvenientes en la transparencia de la córnea.
En los fumadores pasivos o activos, el humo del cigarro afecta la estabilidad de la película lagrimal, derivando en una sequedad de los ojos y su posterior irritación. Un ojo luego de una cirugía Lasik se seca de forma normal y, al añadirle humo, este fenómeno se agudizará.
Asimismo, el humo del cigarro produce problemas de oxigenación en la retina. Todos estos efectos son acumulativos, es decir, el deterioro no se elimina con el tiempo, aunque la persona deje el tabaco definitivamente.
En este sentido, los expertos recomiendan suspender el cigarro a lo menos dos semanas antes y al menos un mes después de la cirugía Lasik. Esta medida es la ideal, aunque los fumadores no siempre consiguen suprimir la dependencia de la nicotina.
La nicotina produce una adicción casi tan potente como la de la cocaína. Por este motivo, a muchos fumadores les cuesta dejar este dañino hábito. No obstante, existen diversas estrategias para intentar esto, disminuyendo la cantidad de cigarrillos diarios consumidos, intercambiar cigarros con menos cantidad de alquitrán, y usar la terapia de reemplazo de nicotina, buscando la ayuda de un profesional competente para conseguir este objetivo.
El cigarrillo también acelera la aparición de la degeneración macular, una afección degenerativa que puede derivar en ceguera.