El glaucoma es una enfermedad de la vista cuya progresión se puede ralentizar con el tratamiento adecuado, aunque la falta de prevención hace que la mitad de estos afectados no sepa que la padece hasta que ha perdido gran parte del campo visual.
Así lo ha asegurado el Grupo Federópticos, lamentando que sólo el 22 por ciento de las visitas que se realizan a la óptica esté relacionada con una revisión general de la salud visual.
La importancia de la detección temprana
“Una detección temprana de este tipo de patologías resulta imprescindible para evitar la pérdida visual, y un análisis clínico bien realizado, puede llevar a la detección de un trastorno visual aún antes del examen ocular”, ha explicado Xavier Vivas, presidente del Instituto Federópticos.
La utilidad de las revisiones abarca más allá de la detección de la miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbícia. A partir de los 55 años, las personas se muestran más propensas a sufrir una serie de problemas de visión asociados al paso de los años, como son las cataratas, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la retinopatía diabética, el desprendimiento de retina o el glaucoma.
Método a prueba
El Instituto Federópticos ha desarrollado un sistema denominado ‘Método If’ para la detección de posibles anomalías de riesgo, que está ayudando a elevar los estándares de la salud visual de la población.
En este contexto, Vivas destaca que “las pruebas tradicionales podrían pasar por alto hasta un 70 por ciento de las afecciones. De este modo, es aconsejable que al menos cada dos años, nos realicemos un estudio optométrico completo capaz de detectar el 100% de las anomalías visuales”.
Se trata de un proceso que debe recoger datos subjetivos del paciente, a los que se añaden datos objetivos obtenidos mediante técnicas de observación, exámenes y pruebas específicas.
Fuente: Europapress.es