Debido a la llegada de la menopausia, las mujeres pueden sufrir del síndrome del ojo seco. Este, aunque no es un inconveniente crítico, podría causar molestias visuales como irritación, picazón y sensibilidad a la luz.
Si bien en pocas ocasiones se establece una asociación directa entre esta etapa y problemas visuales, para los profesionales de la visión es relevante saber el estado de salud ocular de las mujeres en este periodo y controlarse de manera periódica para descartar cambios que puedan originar molestias en las actividades rutinarias.
En este sentido, distintos estudios clínicos han demostrado que el síndrome de ojo seco está directamente asociado con el comienzo de la menopausia.
Esta afección ocurre porque la superficie de la conjuntiva y la córnea poseen receptores que, debido al efecto de las hormonas, cambian la calidad y cantidad de la película lagrimal.
Lo importante es asistir a una consulta oftalmológica para que, a través de un examen, descartar otras enfermedades y verificar de que se trata del síndrome del ojo seco. De esta manera, los síntomas podrán calmarse mediante el uso de gotas especiales o lágrimas artificiales.
Otras manifestaciones se relacionan a alteraciones en la curvatura de la córnea que, aunque están relacionados con la edad y la presbicia, empeoran la agudeza y calidad de la vista. Es posible que algunas terapias de sustitución hormonal que se recetan en la menopausia afecten la salud de los ojos, ya sea provocando cambios sensibles en la función ocular o aumentando los padecimientos que ya se sufrían.
En algunos casos, los síntomas del síndrome del ojo seco en mujeres que ya lo padecían, empeora, En pacientes operados con algún procedimiento de cirugía refractiva, en tanto, pueden haber regresiones.
Muchas mujeres tienen dificultades para utilizar lentes de contacto y, en los casos más graves, pueden experimentar una visión doble. Por este motivo, es importante el chequeo constante para evitar afecciones progresivas que comprometan la visión.