Los niños pasan más tiempo al aire libre en verano. Por ende, también tienen más riesgo de sufrir afecciones en sus ojos. En este sentido, es importante evitar la exposición en las horas de mayor intensidad, así como la utilización de gorros y lentes de sol desde los 5 o 6 años.
Cuando comienza la época estival y la radiación solar aumenta, los expertos siempre recomiendan sobre la necesidad de usar bloqueador de sol de alta protección para niños y lentes de sol, a modo de evitar los efectos nocivos de los mismos sobre la piel.
No obstante, la mayoría de la gente no está acostumbrada a escuchar advertencias sobre los daños que el sol puede causar en los ojos, cuando tienen la misma relevancia que la piel en estos casos.
Durante las vacaciones y el verano se incrementan considerablemente los inconvenientes visuales como la conjuntivitis alérgica o irritativa – generados por el cloro de las piscinas- cataratas, y además el eritema solar, una quemadura causada por el sol.
Para aumentar la protección de los ojos de los bebés, lo más recomendable es poner al menor gafas de sol y de piscina homologadas, evitar la exposición continua a artefactos de aire acondicionado y visitar periódicamente al oftalmólogo.
Diversos estudios han comprobado que la acción regular de los rayos UVA (que generan el envejecimiento cutáneo) y los UVB (que causan el eritema solar, o sea, quemaduras) en los globos oculares pueden incrementar las probabilidades de padecer cataratas a largo plazo, así como otros problemas de visión.
Además, es de suma relevancia cuidar a los niños de la radiación UV, ya que está demostrado que más de la mitad del tiempo que estamos expuestos al sol durante la vida pasa antes de los 16 años.