La artista Margaret Keane le entrega una vital importancia a los ojos. Por este motivo, pintaba una infinidad de miradas en todos sus cuadros, especialmente mujeres y niños de enormes ojos. Esta obra inspiró a Tim Burton a realizar una película acerca de la vida de esta artista.

“Big Eyes” (“ojos grandes” en inglés) es el nombre de la película de Tim Burton, que se estrenará en los cines a fines de 2014. En esta cinta, según los expertos, es una historia que recuerda bastante a una de sus mejores películas, Ed Wood. De hecho, el director repite guionistas para retratar en la pantalla grande la vida de Margaret y Walter Keane, quienes son interpretados por Amy Adams y Christoph Waltz.

Las pinturas de Margaret Keane reflejaban una mezcla de tristeza e inocencia provenientes de las miradas. La artista nacida en Tenessee, Estados Unidos, en 1927, empezó a píntar a inicios de los 50, al realizar un retrato de su hija. Esa pintura ya mostraba su rasgo característico: ojos grandes, desorbitados y poco realistas, que eran motivo de atención de todo público. Desde ese entonces, todos sus cuadros tendrían este atributo.

En 1955 se casó con Walter Keane. Dos años después de la boda, su trabajo se publicó en una feria de arte en el Washington Square Park de Nueva York. La mirada de las mujeres y niños de las obras fue un imán para un público que no sabía quién realizaba estas interesantes pinturas.

Su esposo, quien pensaba que nadie querría comprar estos cuadros si se enteraban que los pintaba una mujer, se adjudicó la autoría de estos, convirtiéndose en la cara visible de las obras mientras su esposa producía estos recluida en su hogar.

Gracias a sus dotes sociales, la obra del matrimonio Keane se expuso en galerías de Nueva York, Chicago y San Francisco, haciendo que diversas celebridades quisieran tener una de sus obras en su colección. Entre estos admiradores, estaba el mismo Burton.

Estas pinturas de ojos grandes se transformaron dinámicamente en una moda en Estados Unidos, mientras que Walter ganaba millones de dólares al año. Asimismo, las tiendas comenzaron a vender postales y material que representaba las pinturas.

Margaret estuvo 15 años en el anonimato, inclusive bajo la amenaza de su marido para que el secreto no saliera a luz. Su estado de tristeza fue reflejándose cada vez más en sus pinturas. Los niños de estas comenzaron a llorar, exhibiendo el deterioro de la artista.

En 1965, Margaret pide el divorcio y, en 1970, en un programa radial decide decir la verdad. Así, abandonó su casa en California y se mudó a Hawai. Tuvo que llegar el año 1986 para que, después de una demanda a su exmarido y mostrando con un caballete cómo pintaba uno de los famosos “Keane” (Walter ni siquiera tomó el pincel, argumentando una lesión), la justicia le atribuyera y reconociera el legado de la artista. Hoy, a los 90 años, Margaret continúa pintando, aunque ahora enfocada a la naturaleza y los animales.

 

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