La alergia es una condición crónica, por lo que se debe tomar una serie de medidas para evitar sus malestares.
Muchas personas al experimentar ciertos síntomas, como lagrimeo excesivo o presencia de secreciones nasales, no saben diferenciar cuando padecen un resfrío, conjuntivitis o alergia.
En primer lugar, los resfríos son originados por diversos tipos de virus que poseen la capacidad para afectar el sistema respiratorio. Generalmente, esta afección no durará más de una semana. Asimismo, sus síntomas consisten en dolores musculares, malestar y fiebre, en algunos casos.
Por otra parte, la alergia tiene una aparición más violenta. Su duración dependerá del periodo de exposición al agente alérgeno que la genera, pudiendo persistir por meses. Además, sus manifestaciones son más constantes y perdurables, sin la presencia de fiebre.
Por último, la conjuntivitis se origina por diversas causas: producto de una infección por un virus, una bacteria o por una reacción alérgica. Cualquiera sea el origen de la enfermedad, siempre produce una inflamación de la capa que cubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo (conjuntiva).
A diferencia de las otras patologías, la alergia es una enfermedad congénita que acompañará al paciente durante toda su vida.
Hay que subrayar ninguna alergia es contagiosa. Sus causas son hereditarias, por lo que puede transmitirse de padres a hijos. Estudios indican que cuando un padre padece alguna alergia, sus hijos tienen hasta un 40% de desarrollarla también. Además, el porcentaje se incrementa a un 70% cuando ambos padres lo son.
Aunque la patología no posea una solución permanente, existen fármacos y tratamientos como las vacunas antialérgicas, que aplacan notablemente los malestares y brindan una mejor calidad de vida. Este método “desensibilizante” contribuye a que el organismo generexa0 algún grado de inmunidad frente a ciertos alérgenos.
Recomendaciones ante las alergias
En lo posible, se debe aminorar la presencia de los agentes alérgenos. Por ejemplo, es aconsejable utilizar fundas para cubrir colchones y almohadas, mantener limpios y secos los lugares donde podrían aparecer hongos, cerrar las ventanas en periodos de polinización y limpiar regularmente los filtros de los aparatos de aire acondicionado.
Además, evitar el contacto directo con cortinas gruesas, peluches, alfombras o cualquier otro objeto donde pudiera acumularse polvo.