Los ojos son susceptibles a sufrir alteraciones derivadas de la administración de ciertos medicamentos, debido a la gran afluencia de sangre y a su pequeño tamaño. Algunos fármacos que pueden afectar la visión son: antihistamínicos, antibióticos, antihipertensivos, entre otros. Dichas alteraciones pueden ser implicar resequedad en los tejidos oculares, aumento de la sensibilidad de la luz, visión borrosa, alteración de la percepción espacial, aumento en la penetración de rayos ultravioletas solares y enfermedades como cataratas y glaucoma.

Algunos expertos clasifican en tres grupos los potenciales efectos adversos que estos medicamentos traen a la vista:

  • Grupo 1: Los que afectan la capacidad de los ojos para ajustarse al ambiente, como visión borrosa. Entre estos medicamentos destacan los antihistamínicos, antidepresivos, antihipertensivos, oncológicos, diuréticos y anticonvulsionantes.
  • Grupo 2: Los que alteran la sensibilidad a la luz o la adaptación a la claridad-oscuridad. Estos medicamentos son los antiarrítmicos, antibióticos, agentes antipsiocoticos, antiinflamatorios y tranquilizantes.
  • Grupo 3: Los que contribuyen a los trastornos de la visión, como queratopatías, maculopatías, neuropatías ópticas, retinopatías, glaucoma y catarata. Éstos son los agentes antiarrítmicos y anticancerígenos, bifosfonatos, corticosteroides y los fármacos para el tratamiento del VIH, también conocido como SIDA.

Adicionalmente a estos datos, otro grupo de investigadores ha descubierto que nuevas drogas como la metaxotamina y los alucinógenos, producen distorsiones de las percepciones visuales y auditivas, que a mediano y largo plazo pueden causar graves consecuencias.

Recuerda quexa0 la automedicación y las adicciones, traen consecuencias que afectan seriamente diversos sistemas del cuerpo humano. En el caso particular del que hablamos ahora, es importante mencionar que a diferencia de las alteraciones en la cantidad y calidad visual por el cosumo de medicamentos, la evolución de estos transtornos pueden prevenirse o limitarse al identificar la reacción ocular de forma temprana e informar al médico, quien puede tomar la decisión de interrumpir, sustituir o reducir la dosis del medicamento.

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