Un fenómeno cada vez más común es el del “ojo seco”, que se genera al disminuir el parpadeo y fijar la mirada durante mucho tiempo en una fuente de luz… como la pantalla de un smartphone.
En diciembre le comenzó un malestar suave en uno de los dedos de su mano derecha.
Hasta que el dolor se le hizo insoportable y María Cristina Polo (42) consultó al traumatólogo: “Radiografía en mano me dijo que tenía un quiste óseo entre las dos primeras falanges. Y que el quiste siempre seguirá ahí”.
¿Qué le causó ese daño a María Cristina? Su nuevo iPad 2, que compró en Estados Unidos, y que —“de puro ansiosa y adicta”, confiesa— usó indiscriminadamente durante tres meses.
Su caso, por muy peculiar que parezca, no es raro… y está etiquetado como una de enfermedades del siglo XXI: aquellas que están relacionadas con el (mal) uso de las nuevas tecnologías.
Así, por ejemplo, pasa con las denominadas «Lesiones por Esfuerzos Repetitivos» (LER), que hoy van en preocupante aumento.
Motricidad fina y rapidez
Este tipo de problemas representan un “trauma acumulativo” producto de reiterados movimientos que causan estrés o fatiga. Por eso también se les conoce como “el mal del click”, según cuenta el kinesiólogo Jorge Torres, del centro médico «MEDS».
“Algunas de estas patología son el síndrome del túnel carpiano (que afecta los nervios a nivel de la muñeca), esguinces de dedos, tenosinovitis (inflamación de los tendones de la mano), calcificaciones, epicondilalgias (más conocidas como “codo del tenista” por el dolor en la zona lateral del codo)… o lisa y llanamente problemas en la columna vertebral”, asegura el experto. Y aclara: “En todos los casos se trata de lesiones del sistema musculoesquelético”.
“Aproximadamente el 10% de mis pacientes que presentan dolencias es producto de las nuevas tecnologías”, cuenta Torres.
El aparato más “peligroso” —asociado a un uso indiscriminado— es la Blackberry: “Requiere de una motricidad fina y rápida, que va mellando algunos tendones de la mano”, explica Torres. A veces los dedos se quedan doblados, tiesos y no se pueden volver a estirar (pulgar “gatillado”).
Lo preocupante es que este tipo de aparatos genera otro tipo de patología, que potencia la aparición de problemas musculares: la adicción (o “crackberry”, tal como se le ha llamado) en la que caen sus usuarios, sin poder despegarse del teléfono… día y noche, conectados, aislándose incluso de lo cotidiano. Se trata de un trastorno de ansiedad analizado a fondo por especialistas y que le ha significado varias investigaciones al Sloan School of Business del MIT, en donde se propusieron desentrañar el fenómeno.
Otro fenómeno cada vez más común es el del “ojo seco”, que se genera al disminuir el parpadeo y fijar la mirada durante mucho tiempo en una fuente de luz… como la pantalla de un smartphone. “Mucha gente se da cuenta de que empieza a ver mal o borroso. Y es que al tener una pantalla más chica que la de los computadores, los celulares fuerzan más la vista”, explica Marcelo Reyes, oftalmólogo de la Clínica Indisa.
“A veces no me puedo dormir…”
Fue lo que le sucedió a Catalina Vásquez (21): “Hace dos semana empecé a sentir un dolor en mi ojo, se puso rojo y me ardía”, cuenta. A eso se le sumó “un fuerte dolor de cabeza”. En promedio —y sumando las pantallas de los PC con las de los teléfonos— la juventud hoy pasa 5 horas continuas frente a luces que cambian su color e intensidad: muy por sobre los 60 minutos recomendados por losxa0entendidos.
Y lo que le pasó a Catalina, como si fuera poco, tiene otras repercusiones: “A veces no me puedo quedar dormida, o me despierto reiteradamente para revisar mi celular. Estoy todo el rato pendiente de él… y Facebook se ha apoderado tanto de mi vida que he tenido que cerrarlo muchas veces”, cuenta otra afectada. La directora del Centro del Sueño de Red Salud de la UC, Julia Santin, explica a “La Segunda” que utilizar estos aparatos electrónicos hasta altas horas de la noche —ya sea chateando o escuchando música— “estimula los sentidos y genera una alerta que retrasa el inicio del sueño”. Y en verano empeora el panorama: aumentan los pacientes adolescentes que sufren de estas patologías: “Las nuevas tecnologías han creado un día activo de 24 horas”, añade Santin, al explicar el fenómeno del “insomnio adolescente”.
La adicción que generan algunas redes sociales —como Facebook y Twitter— tampoco colaboran a aumentar las horas de sueño en los jóvenes.
Son más de 100 las patologías
Como su nombre bien lo dice, el “Pulgar antigadgets” se explica porque los teclados de los Smartphones y el Blackberry son pequeños y se requieren movimientos precisos del dedo pulgar.
Finalmente, y para entender lo que sucede con aquellos jóvenes que no se despegan de su consola «Wii», el kinesiólogo del MEDS asegura que ya se habla de la “wiitis”, como una patología que nace de “realizar una rutina repetitiva sin tener los músculos acondicionados”.
Las lesiones se originan por “combinar una alta precisión y velocidad en la ejecución, lo que es nocivo para la salud”, según dijo el kinesiólogo Jorge Torres Soto, de la Clínica Meds.
Son, en definitiva, más de cien las enfermedades relacionadas con las nuevas tecnologías, según la literatura más reciente. El consejo, por cierto, es mantener un uso moderado de los aparatos… impidiendo que aquello que está diseñado para facilitarnos la vida termine por echárnosla a perder.
Fuente: La Segunda