La estructura de la cara y de los ojos tiene la finalidad de proteger los ojos de cualquier lesión. El globo ocular se encuentra en una cuenca rodeada de un borde óseo fuerte.
Los párpados pueden cerrarse rápidamente para formar una barrera contra los cuerpos extraños y el ojo puede tolerar un impacto de la luz sin ser dañado. A pesar de ello, el ojo y las estructuras que lo rodean pueden resultar dañados por una herida, a veces tan gravemente que se pierde la visión y, en raras ocasiones, el ojo debe extirparse.
La mayoría de las lesiones oculares son de menor importancia, pero debido al gran hematoma que producen, con frecuencia parecen peores de lo que son. Una lesión en el ojo debería ser examinada por un médico para determinar si se necesita un tratamiento y si la visión puede resultar afectada permanentemente.
De entre todas las lesiones oculares que ocurren, al menos el 90% se podrían haber evitado.
Casi 40.000 lesiones oculares están relacionadas con productos deportivos y de ocio. En general, el baloncesto («basketball») y el béisbol causan la mayoría de las lesiones de ojo y a estos les siguen los deportes acuáticos y los que se practican con raquetas. Aunque muchos de ellos se protegen la cabeza con casco y el cuerpo con rodilleras, coderas y espinilleras, son pocos los que se protegen los ojos.