La retina, el “corazón” del ojo, es una capa bastante sensible. Por ende, debe cuidarse con bastante delicadeza, ya que es la encargada de proyectar las imágenes y también da la oportunidad de ver los elementos a color.
Uno de los aspectos más relevantes de la retina es que posee una serie de capaz, las que brindan una mayor protección y resistencia. Entre estas, tenemos:
– Epitelio pigmentario: según investigaciones y pruebas de laboratorio, se ha determinado que es la capa con más profundidad. Esta se compone de melanina.
– Capa nuclear: se compone por diversos núcleos celulares.
Si no cuidamos la retina, podemos ver la visión bastante afectada. En consecuencia, es recomendable realizar chequeos visuales periódicos con un oftalmólogo, con el fin de evitar problemas oculares difíciles de tratar e irreversibles.
Uno de los grandes inconvenientes es que, en muchos casos, los pacientes deben someterse a una cirugía de retina, pero dependerá de la severidad de la lesión. A veces, el desprendimiento de retina es indoloro, pero puede formar imágenes irregulares flotantes o destellos luminosos. Asimismo, podría nublar la vista.
La pérdida de la visión empieza en una zona del campo visual y, mientras avanza el desprendimiento, este déficit ocular se extiende. En el mismo sentido, si el área macular de la retina se desprende, la vista se deteriora de manera rápida y convierte en todo borroso.
Por estos motivos, es aconsejable visitar a un especialista periódicamente. Así, se pueden detectar posibles patologías visuales que afectan nuestra calidad de vida y actividades diarias.