Si bien los lentes de contactos tiene ventajas para mejorar tu visión corrigiendo ciertos inconvenientes, también tiene diversos contras. Entre estos se encuentran su delicada limpieza, su tiempo de duración y el alto costo económico.
En primer lugar, al no contar con una buena higiene, el ojo se puede infectar. No se puede dormir, nadar o estar en un sitio con mucho polvo con los lentes de contacto puestos. Aunque son simples de portar, el problema sucede al momento de colocárselos.
Al tener un pequeño tamaño, generalmente demoran en insertarse correctamente, generando lagrimeo y ardor que desgasta más la vista. Entonces, es necesario usar gotas en los ojos y guardarlos siempre antes de dormir ya que, al no controlar el movimiento de estos, podrían alojarse en un área peligrosa, donde solo un profesional podría sacarlos.
En tanto, si bien pueden ser útiles en algunos deportes- como ejercicios aeróbicos u otros donde los anteojos son una desventaja al caerse y provocar alguna lesión- no sirven en la natación. Los lentes de contacto pueden perderse al abrir los ojos bajo el agua.
Otro aspecto a considerar es su mantenimiento. Preservar los lentes de contacto limpios es extremadamente importante no solo para la vista, sino que también para la visión. Si estos elementos no se limpian apropiadamente, existe el riesgo de sufrir una infección en el ojo que derivaría, incluso, en una pérdida de la visión irreversible.
Un profesional puede recetar cierto tipo de lentes de contacto, pero es importante tener las manos limpias antes de ponérselos. Si el trabajo o rutina diaria impide este hábito, es mejor abstenerse de usar estos elementos.
Por último, los lentes de contacto deben reemplazarse con una frecuencia mayor a la de los anteojos. Por ende, esto provoca un costo económico mayor, al tener que estar invirtiendo constantemente en estos.
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