Los hombres entre 14 y 40 años de edad pueden sufrir de ceguera y pérdida de movimiento corporal debido a la espondilitis anquilosante, una forma de artritis que se da por motivos genéticos. Esta consiste en una enfermedad sistémica, es decir, que incide en diversos órganos y sistemas.
Esta variante de artritis tiende a la cronicidad y degeneración progresiva de las funciones de ojo y las articulaciones, sobre todo en las ubicadas en la columna vertebral. La proporción entre hombres y mujeres es de cinco a uno. En el género masculino es más severo.
Se denomina espondilitis gracias a la raíz etimológica. Espóndilo quiere decir vértebra, mientras que anquilosar quiere decir pegar. Se unen las vértebras y, en fases avanzadas, aparece un gran dolor. La columna duele más en estado de reposo.
Una de las principales manifestaciones de alerta de la espondilitis anquilosante es la uveítis o inflamación de la cámara anterior del ojo, lo que es característico de procesos autoinmunes, como lo es esta enfermedad.
En la consulta médica, el profesional pedirá la detección de un marcador genético que confirme la aparición de espondilitis. Luego, se analizarán otros síntomas como la inflamación de rodillas, tobillos y dolor de talones y/o espalda baja. En radiografías surge una inflamación de la zona pélvica.
Aunque esta afección no tiene cura, una detección temprana y un seguimiento profesional apropiado no solamente detendrá el proceso discapacitante, sino que también mejorará la calidad de vida a través de diversos medicamentos que además minimizan los síntomas.
Muchos pacientes mayores de 40 años tienen prótesis de cadera debido a esta enfermedad, sufriendo de una osificación de la columna y una pérdida de la vista, lo que se traduce en incapacidad laboral. Por este motivo, es fundamental abordarla tempranamente.