La mayor parte de los niños empieza a ver televisión a temprana edad. En la actualidad, desde los dos años, el menor es tentado por llamativos sonidos e imágenes de los diversos programas. No obstante, esto puede acarrear efectos negativos.
El tiempo que un infante pasa frente a la pantalla del televisor es un lapso que le resta a otras actividades relevantes, como el trabajo escolar, la lectura, el juego al aire libre, la interacción familiar y el desarrollo social.
Si bien los niños también pueden aprender aspectos educativos, pueden ser expuestos a algunos inapropiados para su edad. En la mayor parte de las ocasiones, no saben diferenciar entre los contenidos positivos y negativos. De la misma manera, su ingenuidad puede provocar dificultades para distinguir entre la ficción y la realidad.
Al ver un programa de televisión, también se está expuesto a la influencia de varios anuncios comerciales, donde algunos son de comida rápida, bebidas alcohólicas y juguetes.
Riesgos de ver demasiada televisión en menores
Los niños expuestos por tiempo prologando a la televisión tienen varios riesgos para su desarrollo emocional e intelectual. Entre estos, tenemos:
– Malas notas en el colegio: dedican más tiempo a la televisión que a los deberes.
– Leen menos: dejan de lado los libros por ver sus programas favoritos.
– Realizan menos ejercicio físico: ya que propicia el sedentarismo.
– Problemas de sobrepeso: el sedentarismo, más un mayor consumo de productos calóricos y “snacks” mientras pasan sentados frente al televisor, puede incrementar las probabilidades de obesidad.
– Comprender parcialmente lo observado: la sexualidad, la violencia, los estereotipos de género y raza, y el consumo de alcohol y drogas son temas habituales en los programas televisivos. Los menores son impresionables, pudiendo asimilar las imágenes que ven como normales y aceptables. Por ende, la televisión expone a los niños a comportamientos que pueden ser complejos de entender.