Tus ojos reflejan cómo es tu dieta. Por eso, una alimentación correcta previene múltiples enfermedades visuales. Las vitaminas cumplen un rol fundamental tanto en la funcionalidad del ojo como en la regeneración de sus tejidos. Las principales para la salud visual son la A, C y E.
La vitamina A, también llamada retinol, es primordial para la visión cuando oscurece, ya que estimula la sensibilidad de la luz que posee la retina. Por este motivo, el déficit de esta vitamina puede causar inconvenientes de visión nocturna.
Para prevenir esta situación, se deben consumir alimentos ricos en betacaroteno, como la espinaca, zanahorias y la mantequilla, entre muchos otros.
Por su parte, la vitamina C está casi de forma exclusiva en los vegetales frescos. Su acción en el organismo es transportar hidrógeno y oxígeno, aunque también está presente en la asimilación de algunos aminoácidos, ácido fólico y del hierro. Esta vitamina posee efectos antioxidantes.
Al ser una vitamina soluble en agua, apenas tiene acumulación en el organismo, por lo que es de suma importancia su ingesta diaria. Se debe mencionar que es bastante sensible al oxigeno, a la temperatura y a la luz, por lo que un jugo de naranja natural pierde su aporte vitamínico a los 15 ó 20 minutos de haberlo preparado. Lo mismo ocurre con las verduras cuando se cocinan.
Por último, de la misma manera que la vitamina C, la vitamina E tiene efectos antioxidantes en las células ante los radicales libres que se encuentran en el cuerpo. Impidiendo la oxidación de las membranas celulares, brinda una correcta nutrición y regeneración de tejidos.
La vitamina E está en los frutos secos, palta y aceite de oliva, entre una gran lista de alimentos. Se debe considerar que con la cocción de los productos se pierde una cantidad abundante de esta vitamina. Además, no debe consumirse al mismo tiempo con suplementos de hierro, ya que ambos entran en conflicto y se suprimen mutuamente.