Aunque los lentes de contacto son utilizados de manera segura por millones de personas, su mala utilización puede representar un riesgo para los ojos. La queratitis es una inflamación de la córnea debido a algún factor que haya hecho un daño mecánico -como el mal uso de estos lentes y traumatismos- sobre la superficie corneal. Esto genera dolor, lagrimeo profuso y fotofobia.
Si bien la queratitis puede tener diversas causas de desarrollo – como bacterias, herpes, hongos y algunos microbios- esta consiste en la complicación más severa derivada del mal uso de los lentes de contacto. En casos graves, puede producir una cicatrización de la córnea, obstruyendo la visión y teniendo que recurrir a un trasplante corneal.
Los síntomas de esta afección incluye dolor, lagrimeo profuso, fotofobia, visión borrosa, enrojecimiento excesivo de los ojos, sensación de tener un cuerpo extraño en el globo ocular y secreciones. Es de suma importancia enfatizar que esta condición y otras producidas por el mal uso de los lentes de contacto pueden generar pérdidas severas de la vista, incluso pudiendo llegar a la ceguera. Por ende, ante estos síntomas es imprescindible acudir a la brevedad a una consulta oftalmológica para comenzar con el tratamiento apropiado.
Algunas de las causas que propician la queratitis debido a lentes de contacto, son:
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Utilización prolongada de los lentes de contacto.
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Intercambio disminuido de lágrimas bajo el lente.
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Aspectos ambientales.
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Carencia de higiene, considerando también el mal mantenimiento de los estuches para lentes de contacto, la reutilización o solución excesiva en los mismos.
Por este motivo, es de suma importancia el manejo correcto, almacenamiento y limpieza de los lentes de contacto. De esta manera, se disminuirá considerablemente el riesgo de padecer queratitis. El reemplazo del estuche donde se guardan también es una buena medida.
La queratitis fúngica se trata a través de ungüentos o fármacos orales anti hongos. Las personas que no tienen respuesta al tratamiento pueden necesitar cirugía incluso pudiendo requerir un trasplante de córnea.
Por su parte, la queratitis por acanthamoeba puede ser más compleja de tratar, ya que la afección puede transmitirse a otras zonas del organismo. Por ende, un diagnóstico temprano es fundamental.