El proceso para detección de la enfermedad es simple. A través de un examen conocido como prueba de glicemia, que no toma más de dos minutos, la persona sabrá si tiene o no diabetes. Un requisito es que la persona asista en ayuno a la toma del examen.
Los diabéticos del tipo I, que dependen de insulina, son tratados con aplicaciones de esta hormona. En la variación del tipo II, existen medicinas que pueden actuar tanto estimulando la producción de insulina por las células beta del páncreas, como también facilitando la acción de la insulina en los tejidos.
Sin embargo, hay que tener especial cuidado con la alimentación. No significa que el diabético tendrá una restricción especial – la dieta del portador de la enfermedad está aproximándose cada vez más de la dieta de una persona normal. Se debe tener cuidado con pasteles, galletas y algunas golosinas. Esos alimentos no deben sustituir las comidas y no pueden ser ingeridos frecuentemente por diabéticos o incluso personas sanas.
Investigaciones apuntan que un 80% de los diabéticos están arriba del peso. Es decir, es necesario un cuidado extra con la alimentación. El diabético debe seguir reglas en relación a los horarios y hacer una dieta que contemple todas las vitaminas y nutrientes necesarios para una vida sana. Con el control de la enfermedad, el portador de diabetes puede tener una vida normal.