Los astronautas que pasaron más de un mes en el espacio presentaron problemas en el cerebro y la vista, lo que marca un potencial retroceso en los planes para misiones espaciales más lejanas y de mayor duración, indicó un estudio realizado en Estados Unidos.

La investigación publicada en la revista Radiology analizó imágenes de resonancia magnética de 27 astronautas con un promedio de 108 días en el espacio, ya sea en misiones del transbordador espacial o a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).

Las misiones del transbordador duraban por lo general un par de semanas, mientras que los períodos en la ISS pueden ser hasta de más de seis meses. Una misión para llevar astronautas a Marte en las próximas décadas podría durar un año y medio.

Entre los astronautas que pasaron más de un mes de su vida en el espacio, los investigadores encontraron una variedad de complicaciones que parecen similares a un síndrome causado por una presión inexplicable en el cerebro.

Estos síntomas incluyen un exceso de líquido cefalorraquídeo alrededor del nervio óptico en el 33% de los astronautas estudiados y un aplanamiento de la parte posterior del globo ocular en un 22% de ellos.

El 15% registró un abultamiento del nervio óptico y el 11% mostró cambios en la glándula pituitaria -que se encuentra entre los nervios ópticos, secretando las hormonas sexuales y regulando la tiroides- y su conexión con el cerebro.

Efectos similares, que pueden conducir a problemas de visión, se han observado en viajeros no espaciales que sufren de una inexplicable acumulación de presión en el cerebro, una condición conocida como hipertensión intracraneal.

Estos nuevos datos sobre problemas de la vista de los astronautas preocupan a la NASA, que ya conocía otras afecciones que se manifiestan en los seres humanos que pasan tiempo en el espacio, como pérdida ósea, dolores musculares y trastornos nerviosos.

La NASA ha puesto este problema muy alto en su lista de riesgos humanos, inició un programa integral para estudiar sus mecanismos y consecuencias y seguirá de cerca la situación”, dijo William Tarver, jefe de la clínica de medicina de vuelo en el Centro Johnson de la NASA, en Houston.

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