El ejercicio conlleva una serie de beneficios al organismo. Además de los ya conocidos, una investigación reciente determinó que un estilo de vida físicamente activo podría contribuir a cuidar los ojos del glaucoma.
El glaucoma, una de las principales causas de ceguera, generalmente surge cuando la presión de los fluidos dentro del ojo se incrementa, dañando al nervio óptico.
Los científicos analizaron el vínculo entre la actividad física y la presión ocular en 5.650 hombres y mujeres entre los 48 y 90 años de edad, en Gran Bretaña. Se realizaron dos evaluaciones a los participantes: la primera entre 1993 y 1997, mientras que la segunda se llevó a cabo entre 2006 y 2010.
Según los datos entregados acerca del ejercicio en el trabajo y en el tiempo libre, las personas fueron catalogadas como inactivas, moderadamente inactivas, moderadamente activos o activos. Durante los años señalados, se controló la presión ocular.
Conclusiones del estudio
El trabajo concluyó que el ejercicio físico moderado hecho unos 15 años con anterioridad, se relacionaba con una disminución de un 15% en el riesgo de presión de perfusión ocular (PPO) baja, un factor de riesgo relevante del glaucoma.
Paul Foster, doctor del Instituto de Oftalmología del Colegio Universitario de Londres y autor del estudio, afirmó que no se puede hablar sobre la relación causal de esta situación, pero que evidentemente existe un vínculo entre un estilo de vida sedentario y los factores que aumentan las probabilidades de glaucoma.
Una diversidad de investigaciones han revisado el efecto de la actividad física sobre los dos componentes de la PPO, la presión intraocular (PIO) y la presión arterial. No obstante, este es el primer análisis que destaca la relación entre la actividad física y la PPO, según los autores.
Por último, los científicos reconocieron que se requiere más investigación hasta que definitivamente se use el ejercicio como un método para evitar o tratar el glaucoma.