Los pacientes hipertensos deben estar controlados y estables de su patología para poder llevar a cabo la cirugía Lasik. Por ende, la hipertensión no es una contraindicación para este procedimiento, pero se aconseja que la afección esté controlada.
La hipertensión también afecta a los ojos. La retinopatía hipertensiva es una consecuencia de esto, peor puede mantenerse bajo control. Como su nombre lo indica, la retinopatía es una condición en la retina, que es un grupo de células sensibles a la luz que recubren la zona posterior del ojo y se encarga de recibir imágenes para mandarlas al cerebro, mediante el nervio óptico.
La presión arterial alta afecta a la retina porque esta posee muchos vasos sanguíneos bastante pequeños, que llevan sangre y oxígeno al ojo. Así, esta afección hace que las arterias se tornen más gruesas, haciendo que se bloqueen o sangren. En el globo ocular, podrán afectar la visión. De hecho, si la presión sube demasiado súbitamente, puede causar una inflamación del nervio óptico, denominada papiledema.
Uno de los inconvenientes de la retinopatía hipertensiva es que, por lo general, es asintomática, hasta que la enfermedad está avanzada. En estos casos, el problema es irreversible. Aquí radica la importancia de llevar a cabo controles periódicos, ya que el oftalmólogo puede detectar la retinopatía hipertensiva en un examen rutinario.
Para esto, se usa un instrumento denominado oftalmoscopio, que permite observar el estrechamiento de los vasos sanguíneos, así como posibles signos de que el líquido se haya filtrado por estos. Por ejemplo, las primeras manifestaciones de la retinopatía hipertensiva que podrían hallarse son hemorragias en la retina.
Mientras la enfermedad avanza, el profesional de la salud visual también podrá diagnosticar una inflamación o engrosamiento de la mácula, una zona bastante pequeña en el centro de la retina, responsable de la vista detallada. Esto se debe al escape de líquido de los vasos sanguíneos de la retina. Esta última condición se reconoce como exudados duros de la mácula, que generalmente aparecen acompañados por una inflamación y causan el desgaste de la vista.
Después, cuando al fin surgen los síntomas perceptibles, la retinopatía hipertensiva da las siguientes señales:
- Visión doble o debilitada.
- Dolores de cabeza.
- Anomalías visuales como halos, moscas volantes y puntos ciegos.
- Pérdida súbita de la vista, aunque no es frecuente.
El único tratamiento para la retinopatía hipertensiva es el control de la presión arterial alta aunque, en casos graves, el daño al nervio óptico o mácula puede ser permanente.
Por estos motivos, para emplear la cirugía Lasik, es importante tener controlada la hipertensión.