La neuritis óptica consiste en la inflamación del nervio óptico del ojo. Se piensa que es un desorden autoinmune, donde el sistema inmunológico ataca al tejido del nervio óptico por error, generando inflamación y daños en su funcionamiento.
Para tener la posibilidad de ver, el nervio óptico transmite impulsos nerviosos desde el ojo hasta el cerebro, donde estos son interpretados como imágenes. Una infección o problemas en el nervio óptico puede incidir considerablemente en la visión.
Existen diversas causas de la neuritis óptica. Esta puede surgir por un error del sistema inmunológico del organismo, el que ataca al tejido del nervio óptico.
Esta también puede estar vinculadas a otras condiciones y enfermedades, como la esclerosis múltiple. En algunas personas con esta afección, la neuritis óptica es la primera manifestación que padecen. Los adultos con neuritis óptica tienen más probabilidades de sufrir esclerosis múltiple. Por su parte, el riesgo en los niños es bastante menor.
Las siguientes causas también pueden desencadenar la neuritis óptica:
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Paperas
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Sarampión
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Gripe
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Diabetes
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Neuropatía óptica de Leber
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Oclusiones vasculares del nervio óptico
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Infecciones bacterianas, como la enfermedad de Lyme o la sífilis
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Infecciones virales como el VIH, la hepatitis B y el herpes
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Algunos fármacos
No obstante, en la mayor parte de los casos, la neuritis óptica se da sin razones conocidas.
Esta afección puede desarrollarse en uno o ambos ojos. En niños, generalmente los dos globos oculares son afectados, mientras que en personas mayores es habitual que solo un ojo sea comprometido. Los síntomas pueden surgir súbitamente y pueden incluir una rápida y severa reducción de la vista en uno o ambos ojos, así como una visión opaca o borrosa.
Asimismo, puede existir dolor ocular y de cabeza, así como una visión anormal de los colores. Estos pueden percibirse en una tonalidad mate y atenuados.