Algunos expertos aconsejan la parrilla como método para preparar alimentos, ya que no añade grasas y no se pierden demasiadas vitaminas y minerales en la cocción. No obstante, si este tipo de preparación se realiza incorrectamente – si el fuego evapora humo o si las llamas llegan al alimento y se carboniza – lo que consumimos puede adquirir sustancias tóxicas y peligrosas para el cuerpo, así como para nuestros ojos.
Si ocurre que la grasa o carne del producto se quema, al extremo de carbonizarse, se estarán consumiendo sustancias cancerígenas para el organismo, Asimismo, si en la cocción el fuego humea y este humo llega a la comida, la misma puede impregnarse de dióxido de carbono y otras sustancias que pueden ser tóxicas en cantidades considerables. Por otra parte, este humo puede afectar nuestra salud visual, provocando el enrojecimiento del ojo, irritación y lagrimeo.
Para evitar que una cocción saludable se convierta en un perjuicio para la salud, es importante elegir cortes de carne magros, a modo de prevenir que la grasa que cae en la preparación del asado reavive el fuego y la llama proceda a carbonizar la comida. Asimismo, con más fuego, mayor es el riesgo de que haya más humo.
Por otra parte, es relevante controlar correctamente la parrila en la cocción de los productos, de forma de que en las brasas no broten llamas que puedan carbonizar o quemar la carne. Además, los expertos aconsejan preparar la parrilla a fuego medio-alto pero, posteriormente, cocinar la comida a fuego lento, de manera suave, para que no se queme por fuera cuando aún no se cuece por dentro.
Al adoptar estas medidas, cocinar a la parrilla puede ser sano y seguro, siendo un método de cocción recomendable para una dieta equilibrada, con nutrientes y poca grasa.