Un área bastante sensible de la retina es la llamada mácula. Esta posee un líquido primordial para el funcionamiento correcto del ojo ya que, cuando el fluido sale de esta zona, se denomina edema macular, pudiendo generar ceguera. El principal motivo de la fuga del líquido de la mácula es el alto nivel de azúcar en la sangre.
El edema macular diabético puede surgir luego de desarrollarse la retinopatía diabética, un desgaste de la retina que causa el bloqueo de los vasos sanguíneos y el desencadenamiento de hemorragias debido a demasiada glucosa en la sangre. Los expertos estiman que el 70% de las personas que sufren la retinopatía, tendrán el edema macular en algún momento.
La vista borrosa es una manifestación para considerar en un posible desarrollo de edema macular diabético. Las particulares flotantes, manchas oculares y la dificultad para ver de noche también son otros síntomas. En este sentido, es fundamental el control periódico con un oftalmólogo, especialmente si se es diagnosticado de diabetes. Los exámenes de fondo de ojo, agudeza visual y medición de la presión de la vista son primordiales.
Asimismo, también es necesario cuidar la alimentación para mantener los niveles óptimos de glucosa, triglicéridos, colesterol y presión arterial.
Una de las técnicas tradicionales para tratar el edema macular es la utilización de láser, el que frena el avance de la patología. No obstante, este método puede traer problemas en la retina, quemando el tejido hasta que se destruya.
También puede aplicarse la terapia antiangiogénica, que está basada en fármacos que se administran a través de una inyección intraocular que reduce el avance del problema y genera estabilización de la vista.
Varios pacientes con edema macular son hijos de individuos que han sufrido degeneración macular. Por ende, la visita a la consulta oftalmológica desde los 45 años de edad, al menos una vez al año, ayudará a detectar si existe riesgo de padecer esta afección.
Los especialistas recomiendan una dieta equilibrada rica en alimentos verdes con alimentos A y omega 3, para contrarrestar el desarrollo de la degeneración macular asociada a la edad.