Los productos de limpieza, como el cloro, pueden generar irritaciones y quemaduras en párpados y la córnea. Cualquier despiste en las labores de aseo del hogar pueden derivar en esta clase de accidentes.
El cloro y otros artículos de higiene son químicos. Por ende, tienen la capacidad de producir irritaciones y quemaduras en los ojos, ya sea por salpicaduras o por contacto directo.
Frente a este tipo de accidentes, es primordial no restregarse los ojos. En estos casos, lo ideal es acudir rápidamente al baño y lavar los ojos con abundante agua por al menos 15 minutos, indican los expertos. Si se ocupan lentes de contacto, es necesario quitarlos de forma inmediata. Si existe una lesión en ambos ojos, es necesario tomar una ducha.
Posteriormente, es importante asistir a un servicio de urgencia a la brevedad. Cada minuto puede ser muy valioso, y actuar a tiempo puede significar el evitar una pérdida de visión considerable, incluso una ceguera.
Aquí radica también la importancia de lavar los ojos con abundante agua. Esto debe hacerse siempre en el mismo sentido, de la nariz al ojo. De no realizarlo de esta manera, el líquido podría ingresar en el otro ojo, expandiendo el daño. El chorro de agua continuo no debe caer con fuerza sobre el globo ocular, ya que podría provocar más lesiones. En el proceso, la persona afectada debe mirar hacia todas las direcciones, moviendo el ojo para que el agua pueda alcanzar todas las zonas.
No importa si la lesión no ha parecido de carácter grave. Luego del lavado, es totalmente necesario asistir a un centro de salud para que el ojo sea examinado, aunque no se sientan molestias en el globo ocular. Esto es para prevenir daños irreversibles en la visión.