La mayor parte de las cataratas asociadas a la progresión de la edad, aparecen de manera gradual. Por ende, quizá los cambios de la visión que genera esta enfermedad no siempre se podrán percibir inmediatamente en sus fases iniciales.
Mientras la enfermedad va avanzando, la persona que padece de cataratas ve de esta forma:
– Vista borrosa o nublada, pero sin dolor.
– Problemas para ver de noche o con poca luz.
– Sensibilidad lumínica y a los resplandores.
– Percepción de halos en torno a las luces.
– Colores amarillentos o desvanecidos.
– Requerir de una luz más clara para poder leer y llevar a cabo otras acciones.
– Cambios habituales en la prescripción de anteojos o lentes de contacto.
– Doble visión en un ojo.
El único método certero para descubrir si existe la presencia de cataratas es un examen de dilatación, donde a la pupila se le administran gotas oculares. El oftalmólogo puede diagnosticar señales tempranas de la aparición de cataratas mirando el lente del ojo.
En ese sentido, es importante someterse a un examen inicial de los ojos a los 40 años, donde las primeras señales de la patología y modificaciones en la visión pueden manifestarse. El oftalmólogo determinará la frecuencia para realizarse los exámenes de seguimiento. Si en cualquier momento se experimentan los síntomas mencionados, es importante consultar a la brevedad a un especialista.