Un traumatismo ocular puede ser leve, moderado o grave y dependerá siempre del tipo de trauma que sufra el ojo. Los síntomas pueden comenzar con una sensación de molestia, parpadeos intensos, picor y lagrimeo por varios minutos, hasta dolor intenso, lagrimeo constante, fotofobia, edema y congestión en los parpados por el frotamiento seguido del ojo. En los casos más graves, como politraumatismo por accidentes, los signos son más evidentes y el tratamiento debe ser urgente.
Para cuidar los ojos lo primero es usar lentes de sol constantemente, ya que protegen de los efectos negativos del sol y de la basura acarreada por el viento. No mantenerse en lugares medioambientalmente contaminados y evitar frotarse los ojos con las manos sucias. En caso de trabajar en lugares con riesgo para los ojos es fundamental protegerse con lentes.
Los niños deben evitar exponerse prolongadamente frente al computador, televisión, juegos electrónicos y celulares.