Los genes, la televisión, los videojuegos o las actividades como la lectura y la escritura han sido durante mucho tiempo factores que se pensaba que aumentaba el nivel de la miopía. Sin embargo un grupo de investigadores han publicado en el último número de la revista médica The Lancet, que este aumento de la condición se debe nada más que a la falta de luz.
Se sabe que la exposición a la luz del sol estimula la producción de una sustancia química llamada dopamina, que detiene el crecimiento alargado y distorsiona el foco de luz que entra al globo ocular. El investigador Ian Morgan, de la Australian National University afirma que “está bastante claro que la liberación de dopamina la estimula la luz brillante, esto impide el crecimiento de la miopía”.
A nivel global, las escuelas con mayor número de miopes se encuentran en las ciudades de China, Taiwán, Hong Kong, Japón, Singapur y Corea del Sur, donde entre el 80 y el 90% de los alumnos, hoy ya adultos, padece de miopía. De éstos, entre el 10 y 20 por ciento tienen una enfermedad llamada miopía alta, que puede conducir a la ceguera.
Morgan afirma que “los niños en Asia Oriental se dedican a ir a la escuela, sin salir al patio, para luego irse a casa directamente, quedándose en el interior. Por lo que normal es echarle la culpa a la televisión. La mayoría de lo que hemos visto en el este asiático se debe al entorno, no a la genética”.
El alumno medio de una escuela primaria de Singapur, donde nueve de cada diez son miopes, pasa al aire libre unos 30 minutos al día, donde la prevalencia de la miopía en los niños de origen europeo es de aproximadamente el 10%.
La cifra en Gran Bretaña oscila entre el 30 y 40 %, mientras que en África prácticamente es nulo, cercano al 2 %, según Morgan.