Cuatro de cada diez accidentes de tránsito mortales ocurren de noche, aunque este se reduzca cerca de un 60% en este horario. Esta situación se debe a que en contextos de poca luminosidad, disminuye el campo de visión y la agudeza visual del conductor en un 70%.xa0
El 90% de la información percibida al manejar un vehículo llega mediante la vista. Así, las condiciones oculares son fundamentales para un correcto rendimiento durante la conducción. Al realizar esta actividad, hay factores que son determinantes, como la agudeza visual, el campo de visión, la vista en profundidad, la detección de los colores y, sobre todo, la adaptación a las modificaciones luminosas y a la oscuridad.
En este sentido, se deben considerar los trastornos o enfermedades que generen una reducción o merma de alguno de estos aspectos, los que provocarán una visión deficiente y una mayor dificultad para el cálculo de las distancias y la velocidad.
Dificultades al conducir de noche
Para lograr el 95% de la capacidad visual, la visión nocturna requiere de un lapso de adaptación entre 5 y 7 segundos. Asimismo, hay un límite del campo visual al ajustarse a un área iluminada. Las luces del automóvil deben alumbrar efectivamente un espacio de 100 metros como mínimo con las luces de carretera, mientras que una distancia de 40 metros con las bajas.
El cuidado de la visión
Otras dificultades para conducir de noche se dan debido al paso natural del tiempo, como el envejecimiento visual. Surge desde los 40-15 años y se agrava luego de los 65. Este proceso implica la reducción de la agudeza visual y de la vista en profundidad, una merma en la adaptación a la oscuridad, sensibilidad al deslumbramiento, entre otros.
Por estos motivos, es de suma importancia llevar a cabo controles oftalmológicos periódicos, con el fin de prevenir problemas mayores y accidentes.