El estrés puede afectar directamente la salud de tus ojos. Los síntomas más comunes son el temblor ocular y la inflamación. No obstante, en algunos casos, puede existir una pérdida temporal de la vista.
No obstante, cuando los efectos son producto de un padecimiento neurológico o una crisis hipertensiva, los efectos son temporales y se presentan súbitamente.
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Temblor de ojo: no tiene repercusiones visuales, ya que no es el ojo el que tiembla, sino que un pequeño músculo que funciona levantando el párpado. Este es susceptible a la estimulación simpática, por lo que se activa ante situaciones de estrés por la liberación de adrenalina.
Esta manifestación surge en jóvenes que están en época de exámenes o en ambientes laborales de gran presión. El consumo de cafeína y nicotina en exceso, así como la falta de sueño, también pueden contribuir en su estimulación.
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Inflamación: la maculopatía serosa central es una enfermedad donde surge una inflamación benigna de la mácula (zona central de la retina), que puede desencadenarse por un estado de estrés.
En la mácula se concentran las células fotorreceptoras – los conos y bastones-, con las que se distinguen los colores y se obtiene la visión fina, que da la posibilidad de discernir las facciones de una persona y permite actividades como la lectura.
Quienes la padecen, por lo general, sufren de visión borrosa. La pérdida de la vista es una situación extraña, pero los especialistas sugieren dormir más horas para recuperarse.
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Pérdida de la visión: la amaurosis, o pérdida súbita de la vista, también aparece en casos de estrés. Su origen es bastante variado, pero se da con mayor frecuencia en pacientes pediátricos o adultos con personalidad histérica, ya que manifiestan de esta forma el trastorno psiquiátrico. Sin embargo, este síntoma es temporal.