La ceguera transitoria o ceguera fugaz es un problema de salud común, que puede generarse por la ausencia de circulación en la retina u otras razones. Una investigación publicada en New England Journal of Medicine reportó dos casos de ceguera transitoria en mujeres que habían usado sus smartphones por la noche.

El estudio exhibe dos casos de ceguera transitoria en una mujer de 40 años, que padecía episodios de ceguera fugaz por 15 minutos luego de levantarse durante un periodo de medio año; y el de una joven de 22 años con ceguera transitoria nocturna. La investigación demostró que ninguna de las dos presentaba problemas de tipo vascular que pudieran causar esta pérdida visual.

«Cuando los pacientes fueron estudiados en nuestra clínica neuro-oftalmológica, se observó que los síntomas ocurrían únicamente unos minutos después de haber estado viendo la pantalla del smartphone en la oscuridad, mientras reposaban en la cama (antes de ir a dormir en el primer caso, y después de levantarse en el segundo). […] Ambas señalaron que los síntomas siempre ocurrían en el ojo contralateral al lado en el que estuviera apoyado el paciente», explican en el trabajo.

El artículo de New England Journal of Medicine, una de las publicaciones médicas más importantes, indica que el uso, cada vez más habitual, de los teléfonos en la cama cuando estamos acostados de lado (por ende no vemos la pantalla con los dos ojos, sino sólo con uno), puede causar problemas de este tipo. Esto ocurre sobre todo al estar mirando fijamente pantallas con un brillo cada vez mayor para compensar la luminancia ambiental de fondo y permitir una lectura sin problemas.

«Que hayan encontrado dos personas que lo asocian al uso del móvil no establece una relación causal. Puede ser que en ese mismo centro haya cinco personas que sufran de pérdida visual transitoria después de pasear, y no debemos concluir que los paseos son malos», argumenta el Dr. Rubén Pascual al medio Hipertextual.

El oftalmólogo realizó una crítica a la posibilidad que plantean por el diseño del estudio. «Hubiera sido útil realizar pruebas en estas dos mujeres que aportaran más indicios para la hipótesis propuesta, además de la correlación temporal. Es decir, podrían haber probado unos test sencillos (leer en una pantalla de ordenador con un ojo tapado durante unos minutos), así descartas algunos factores como la posición del cuerpo (estar tumbado puede favorecer alteraciones del flujo sanguíneo). Se puede jugar con la iluminación y la proximidad de la fuente de luz, a ver si se reproducen los síntomas», explica.xa0Según el profesional, sin este tipo de pruebas, la teoría que proponen en el artículo queda un poco «huérfana».

Fuente: hipertextual.com

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