El riesgo de perder la visión debido al desprendimiento de retina en bebés nacidos antes de tiempo puede evitarse si la retinopatía del prematuro es diagnosticada oportunamente. De esta manera, es de suma importancia detectar la patología dentro de los 21 días posteriores al nacimiento.
En los primeros meses de vida, la retina del prematuro tiene que alcanzar la región periférica visual. Por ende, si se detecta algún trastorno antes de llegar a esta fase, existe el riesgo de que el infante pierda la visión en un corto plazo por un desprendimiento de retina.
Cuando un recién nacido es prematuro, los vasos sanguíneos en la zona periférida de la retina son inmaduros. Las concentraciones de oxígeno y diversos aportes que existían en condiciones intrauterinas ya no están, por lo que la estructura tiene un desarrollo anormal en el exterior.
Los criterios para la revisión especializados en niños prematuros es que el niño tenga una edad gestacional inferior a las 34 semanas y que pese menos de un kilo y medio al nacer. Al tener un peso menor a un kilo, las probabilidades de sufrir retinopatía es superior al 70%. Si pesa menos de un kilo y medio, este riesgo se cifra entre un 25 y 30%.
Los especialistas indican que es importante la prevención en nacimientos prematuros mediante el control pre natal, donde se incorporan cuidados específicos en esta fase. Es importante descartar la retinopatía durante los primeros días de vida para evitar complicaciones a futuro.
Por otra parte, los menores prematuros que pesen más de dos kilos también deben ser sometidos a un control oftalmológico para descartar la retinopatía si exhibieron cierto tipo de complicación infección, si nacen de un embarazo múltiple o si estuvieron intubados por demasiado tiempo.
Aunque actualmente la opción quirúrgica más usada para el tratamiento de estos pacientes es la aplicación de láser, de forma reciente se han incluido nuevas alternativas farmacológicas con excelentes resultados en el tratamiento y control de la retinopatía del prematuro.