Los largos y extenuantes turnos de guardia a los cuales se someten los doctores, pueden ser hoy medidos a través de su visión, esto de acuerdo a un equipo internacional de científicos, entre los cuales se encuentran destacados profesionales de la Universidad de Granada.
En el trabajo expuesto, revelaron que la velocidad de los movimientos sacádicos (movimiento rápido del ojo que se realiza de forma voluntaria, y que se utiliza para dirigir la mirada a un objeto que llame nuestra atención) es un índice excelente para poder medir de forma objetiva el cansancio de los profesionales.
De acuerdo a un artículo publicado en el Annals of Surgery, los científicos realizaron la evaluación de los médicos residentes del Servicio de Traumatología del St. Joseph’s Hospital, de Phoenix, Estados Unidos, antes y después de un día de guardia, en la cual permanecen 24 horas sin dormir. A todos se les midió la velocidad de los movimientos oculares antes y después de terminado su turno. También debieron realizar pruebas simuladas de laparoscopia.
Los resultados arrojaron que luego de tantas horas de trabajo, la velocidad de los movimientos sacádicos efectivamente disminuyeron, y además aumentó la percepción subjetiva de fatiga. Sin embargo, en las pruebas simuladas que se realizaron luego de la guardia, la ejecución de la misma no se vio perjudicada por el cansancio. Esto reafirma que el tiempo previo de trabajo no tiene impacto negativo sobre la práctica quirúrgica. El resultado también sirvió para poder apoyar la hipótesis de que el cansancio médico no es la única fuente única de errores en su profesión.
Cabe señalar que hace más de una década, el Instituto Nacional de Medicina del Gobierno de Estados Unidos publicó un informe titulado “To Err is Human: Building a Safer Health System” en el que se estimaban que los errores de los doctores causaban, en aquel país, entre 44 mil y 98 mil muertes y más de un millón de lesiones y daños cada año.
Si bien existe controversia alrededor de estas estimaciones en cuanto a la mortalidad, los errores por consecuencia de la fatiga han sido identificados como uno de los factores que más contribuyen a la ocurrencia de accidentes laborales. Estados Unidos ha estimado que los costes por estos accidentes, en dicho país, ascienden a 31,1 billones de dólares.