En losxa0bebés es más difícil darse cuenta si tienen problemas de visión, por lo que estar atentos a lo que pueda alertar dificultades, como la fotosensibilidad, temblor ocular, movimientos extraños, etc. Realizar evaluaciones oftalmológicas periódicas ayuda a detectarlos tempranamente.
Según lo que afirman los especialistas, lo idóneo es que los padres observen de manera regular los ojos de los niños desde el momento del nacimiento, poniendo énfasis en el surgimiento de síntomas en las distintas etapas de su vida.
Para darse cuenta si el bebé podría estar sufriendo alguna anomalía en su vista, los expertos indican las siguientes manifestaciones como las más habituales que podrían surgir en su primera etapa de crecimiento:
– Realiza movimientos raros con sus ojos.
– Sensibilidad excesiva a la luz.
– Frota sus ojos de manera frecuente.
– Presenta un temblor ocular.
– Carencia de enfoque en su mirada.
– Exhibe el párpado caído.
– Carencia de alineación de los globos oculares.– Pupilas anormales, con aspecto nublado, opacas o con un tamaño distinto en comparación a la otra.
– Incapacidad de seguir un rostro con los ojos.
Recomendaciones
Al detectar cualquiera de las manifestaciones señaladas, los expertos aconsejan llevar al menor a una consulta con el pediatra. Este especialista determinará si es pertinente derivar el caso a un oftalmólogo para comenzar con el tratamiento adecuado y evitar problemas de visión más graves a futuro.
No obstante, aunque existan estos síntomas o no, los bebés que hayan nacido de embarazos complicados, con antecedentes familiares de inconvenientes visuales, con bajo peso, que hayan padecido enfermedades severas en su primer año o que hayan tenido algún accidente, deben someterse a exámenes oftalmológicos con visitas agendadas a los 6 meses, a los 18 meses y a los 3 años de edad, con el objetivo de evitar cualquier anomalía ocular.