La ambliopía, enfermedad visual popularmente conocida como “ojo vago”, puede afectar severamente a la visión si no es tratada durante los primeros años de la infancia.
Alrededor del 5% de los niños sufre de ambliopía, o coloquialmente conocida como “ojo vago”, la causa más habitual de problemas visuales en infantes. Sin embargo, si la afección es correctamente tratada en la infancia, no habrá que lamentar una pérdida de visión.
Así lo señala el “Manual Práctico de Oftalmología Pediátrica y Estrabismo”, de la doctora Cristina Dualde. La publicación enfatiza la importancia de la detección temprana de este mal, ya que en la adultez no puede corregirse.
La ambliopía es un trastorno ocular quexa0 habitualmente afecta a un ojo, aunque también puede influir en ambos. La enfermedad se inicia cuando los canales que transmiten los mensajes visuales de uno de los ojos hacia el cerebro, no se desarrollan de manera correcta. De esta forma, el cerebro omite la imagen proyectada desde este “ojo más débil”.
Los niños que utilizan lentes, padecen estrabismo o tienen complicaciones asociadas a cataratas u otras afecciones visuales, tienen más riesgo de sufrir ambliopía. Los antecedentes familiares también son un factor de aparición de esta enfermedad.
La anomalía también puede ser originada por patologías como el astigmatismo, la hipermetropía y la miopía, que no fueron detectadas precozmente. La visión del ojo que se utiliza menos puede reducirse considerablemente, e incluso perderse de forma permanente si el problema no se trata en los primeros años de la infancia.
Síntomas de la ambliopía
Los padres deben estar pendientes a algunas manifestaciones visuales de sus hijos. Entre ellas tenemos la desviación de un ojo, quejas habituales de visión borrosa y dolor de cabeza, entrecierre de ojos al observar superficies brillantes, ver televisión con la cabeza inclinada hacia un lado, frotamiento frecuente de ojos, seguimiento de los renglones de un texto con los dedos, entre las más características. Los síntomas físicos son una mancha blanca en la pupila.
Si el menor tiene más de dos o tres de las actitudes o indicios señalados, es recomendable llevarlo a la brevedad donde un especialista para un control oftalmológico.