Uno de los mayores problemas del glaucoma es su carácter asintomático y, por ello, es fundamental que toda persona mayor de 45 años revise su presión ocular al menos una vez al año, una prueba muy sencilla que se puede llevar a cabo en cualquier establecimiento de salud oftalmológico.
La mitad de la población afectada por glaucoma lo desconoce. Debido a que generalmente no causa síntomas que adviertan del problema, se puede decir que el glaucoma es un “enemigo silencioso”. Si no se detecta y se trata a tiempo, el glaucoma puede llegar a producir baja visión e, incluso, ceguera en el 5% de los casos. De hecho, está considerada como la segunda causa de ceguera en el mundo, por detrás de la diabetes.
La pérdida de visión derivada del glaucoma es permanente e irreversible. Sin embargo, un diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado ofrecen la mejor oportunidad para conservar la visión y una óptima calidad de vida.
FACTORES DE RIESGO PARA DESARROLLAR GLAUCOMA
- Presión intraocular elevada. Cuanto más elevada sea la presión del ojo, más fácil es que se produzca la lesión que desencadena esta enfermedad.
- Antecedentes familiares de glaucoma. Tener padre, madre o hermanos con glaucoma aumenta el riesgo, por lo que es fundamental someterse a revisiones periódicas.
- Edad avanzada. El glaucoma es mucho más frecuente a partir de los 50 años de edad y, especialmente, pasados los 60.
- Miopía elevada. El nervio óptico de los ojos miopes es más susceptible a la lesión que el de los no miopes.
- Existencia previa de traumatismos oculares.
- Padecer diabetes. El aumento de los niveles de glucosa en sangre puede provocar graves daños en la retina (retinopatía diabética). Conviene llevar un buen control de la diabetes y someterse a revisiones oculares periódicas.
En caso de nos afecte alguno de estos factores, debemos acudir a nuestro óptico-optometrista para que nos realice un screening mediante la tonometría, una prueba sencilla, rápida e indolora con la que se mide la presión intraocular.
Fuente: Portal Mayores