Los bebés al nacer tienen los ojos muy abiertos, sin embargo, no ven prácticamente nada. Tras los primeros instantes de vida, es habitual que los bebés recién nacidos mantienen los ojos cerrados la mayor parte del tiempo. No debemos alarmarnos, pues no tiene relación con defectos de visión.
Desde el primer momento la guagua puede ver, aunque la zona central de la retina no está todavía desarrollada y su visión sea limitada.
El recién nacido puede percibir cambios en la intensidad de la luz, percibiendo destellos, reflejos, cuando una luz se enciende, y puede fijar puntos de contraste.
Podemos ver su reflejo de orientación: el bebé girará la cabeza hacia el foco de luminosidad (excepto si es tan intenso que le molesta, como nos molestaría a los adultos). También el reflejo fotomotor, que consiste en que las pupilas se contraen cuando son iluminadas. El recién nacido es capaz de ver objetos en una extensión de 20 a 30 centímetros y probablemente en una escala de blanco, negro y grises.
Fuente: Bebés y más